Quiero exponer algunas ideas en las que creo y considero fundamentales en el sistema educativo:
Todos formamos parte de la diversidad, todos tenemos nuestras potencialidades y aspectos a mejorar. No asocio el término de diferente o especial a la discapacidad, todos somos diferentes y creo que esa diferencia es lo que mas aleja a la persona con discapacidad de la sociedad en la que vive.
Todos los alumnos pueden aprender, pero todos lo hacen de forma diferente. Diversificar la respuesta educativa en las aulas, para cada alumno, es sinónimo de excelencia y buena práctica profesional.
La educación emocional y aprendizaje autorregulado, son dos aspectos prioritarios y transversales a promover en el sistema educativo.
Según Pintrich (1999) y Zimmerman (1994) los alumnos con mayor autorregulación son los que manifiestan un mayor grado de compromiso con su aprendizaje, realizan un mejor análisis de las demandas del entorno educativo, muestran una mayor planificación y un mejor control de ejecución de recursos y control del proceso de aprendizaje.
Respecto a la inteligencia emocional, se tiende a enfatizar la vertiente cognitiva a la emocional en el currículum educativo. La educación emocional en las aulas, es un aspecto en constante auge y proliferación respecto a investigaciones y prácticas metodológicas, que abogan por potenciar este constructo en el ámbito educativo de forma prioritaria (Gutierrez y Expósito, 2015; Pacheco, Villagrán y Guzmán, 2015; Gelabert Amengual, 2014; Amaya – Afanador, 2012).
Los proyectos educativos, las concepciones del proceso E – A, deben estar influenciados de forma transversal, por la convicción de potenciar en la comunidad educativa, la capacidad de aprender a aprender y la inteligencia emocional. Se trata de educar en el ser y no en el saber, ya que las estrategias que genere el alumno a nivel personal y emocional, su conocimiento, control y gestión de sí mismo, le dará herramientas para poder ejercer procesos de autodeterminación en su vida acordes a lo que piensa, siente y hace.
Los centros educativos, deben empoderar, poner en conocimiento y relevancia, a los profesionales que cada día hacen buenas prácticas excelentes. Y aquí me viene a la cabeza, una profesora que conocí este año y que en solo cinco minutos me transmitió el amor y cuidado que sentía y ejercía en su trabajo. Fueron suficientes solo cinco minutos para hacerme una idea de como era el alumno del que me hablaba, me enseñó una libreta donde había ordenado cuidadosamente toda la documentación importante de ese alumno, multitud de anotaciones y me transmitió unas ganas inmensas de aprender, escuchar y de hacer, para poder ayudarlo de la mejor manera posible. A esto me refiero cuando hablo de pequeñas acciones que se hacen diariamente, con profesionales que engrandecen el sistema educativo, porque son grandes como personas y como Carmen habrá muchos docentes que luchan diariamente por una excelencia educativa.
La inclusión de la neuroeducación en las aulas es fundamental.
La creatividad, educación musical y educación física deberían ser contenidos curriculares a promover de forma prioritaria en las aulas desde etapas tempranas, hasta etapas posteriores. No lo digo yo, lo dice David Bueno.
Las metodologías activas, donde el alumno es el protagonista de su proceso de aprendizaje, cada vez van irrumpiendo con más fuerza.
La utilización de ayudas a la comunicación, a través de imágenes, pictogramas, debería ser una estrategia metodológica generalizada en todas las aulas y con todos los alumnos, convirtiéndose también en una estrategia inclusiva, para el alumnado con necesidades educativas específicas. Para los alumnos de educación infantil es una herramienta idónea, al no haber adquirido el proceso lectoescritor, para promover diferentes aspectos, entre ellos la autorregulación que se define como el proceso activo que controla y regula la cognición, motivación y comportamiento que está guiado y limitado por los objetivos de aprendizaje y el contexto (Pintrich, 2000).
Es fundamental promover desde el ámbito educativo la mayor participación posible de los alumnos y las familias en las decisiones y desarrollo diario de los centros educativos. Y con esto quiero hacer también referencia, a las prácticas centradas en la familia, en trabajar de forma coordinada con las familias, para conseguir objetivos comunes en el desarrollo de un niño/a, en potenciar una línea de trabajo centrada en los contextos naturales, en el ámbito familiar, donde ese niño/a pasa más tiempo. El impacto de la práctica profesional debe generalizarse al ámbito familiar de forma inexcusable y funcional.
Educar en positivo, desde una perspectiva emocional, supone ir creando una seguridad y apego emocional fundamental en el desarrollo humano, donde los premios y castigos no tienen ninguna cabida ni sentido.
Y por último...si no amas lo que haces, si no sientes esa pasión, busca aquello que te haga feliz.
Todos formamos parte de la diversidad, todos tenemos nuestras potencialidades y aspectos a mejorar. No asocio el término de diferente o especial a la discapacidad, todos somos diferentes y creo que esa diferencia es lo que mas aleja a la persona con discapacidad de la sociedad en la que vive.
Todos los alumnos pueden aprender, pero todos lo hacen de forma diferente. Diversificar la respuesta educativa en las aulas, para cada alumno, es sinónimo de excelencia y buena práctica profesional.
La educación emocional y aprendizaje autorregulado, son dos aspectos prioritarios y transversales a promover en el sistema educativo.
Los proyectos educativos, las concepciones del proceso E – A, deben estar influenciados de forma transversal, por la convicción de potenciar en la comunidad educativa, la capacidad de aprender a aprender y la inteligencia emocional. Se trata de educar en el ser y no en el saber, ya que las estrategias que genere el alumno a nivel personal y emocional, su conocimiento, control y gestión de sí mismo, le dará herramientas para poder ejercer procesos de autodeterminación en su vida acordes a lo que piensa, siente y hace.
Los centros educativos, deben empoderar, poner en conocimiento y relevancia, a los profesionales que cada día hacen buenas prácticas excelentes. Y aquí me viene a la cabeza, una profesora que conocí este año y que en solo cinco minutos me transmitió el amor y cuidado que sentía y ejercía en su trabajo. Fueron suficientes solo cinco minutos para hacerme una idea de como era el alumno del que me hablaba, me enseñó una libreta donde había ordenado cuidadosamente toda la documentación importante de ese alumno, multitud de anotaciones y me transmitió unas ganas inmensas de aprender, escuchar y de hacer, para poder ayudarlo de la mejor manera posible. A esto me refiero cuando hablo de pequeñas acciones que se hacen diariamente, con profesionales que engrandecen el sistema educativo, porque son grandes como personas y como Carmen habrá muchos docentes que luchan diariamente por una excelencia educativa.
La inclusión de la neuroeducación en las aulas es fundamental.
La creatividad, educación musical y educación física deberían ser contenidos curriculares a promover de forma prioritaria en las aulas desde etapas tempranas, hasta etapas posteriores. No lo digo yo, lo dice David Bueno.
Las metodologías activas, donde el alumno es el protagonista de su proceso de aprendizaje, cada vez van irrumpiendo con más fuerza.
La utilización de ayudas a la comunicación, a través de imágenes, pictogramas, debería ser una estrategia metodológica generalizada en todas las aulas y con todos los alumnos, convirtiéndose también en una estrategia inclusiva, para el alumnado con necesidades educativas específicas. Para los alumnos de educación infantil es una herramienta idónea, al no haber adquirido el proceso lectoescritor, para promover diferentes aspectos, entre ellos la autorregulación que se define como el proceso activo que controla y regula la cognición, motivación y comportamiento que está guiado y limitado por los objetivos de aprendizaje y el contexto (Pintrich, 2000).
Es fundamental promover desde el ámbito educativo la mayor participación posible de los alumnos y las familias en las decisiones y desarrollo diario de los centros educativos. Y con esto quiero hacer también referencia, a las prácticas centradas en la familia, en trabajar de forma coordinada con las familias, para conseguir objetivos comunes en el desarrollo de un niño/a, en potenciar una línea de trabajo centrada en los contextos naturales, en el ámbito familiar, donde ese niño/a pasa más tiempo. El impacto de la práctica profesional debe generalizarse al ámbito familiar de forma inexcusable y funcional.
Educar en positivo, desde una perspectiva emocional, supone ir creando una seguridad y apego emocional fundamental en el desarrollo humano, donde los premios y castigos no tienen ninguna cabida ni sentido.
Y por último...si no amas lo que haces, si no sientes esa pasión, busca aquello que te haga feliz.
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