EL MAYOR ÉXITO QUE PODEMOS ATESORAR ES EL ÉXITO EMOCIONAL.

Todo el éxito profesional,  académico que una persona pueda acumular no será comparable al éxito personal o emocional que pueda atesorar. Sin bienestar emocional, sin una gestión óptima de nuestras emociones, de nuestra capacidad de autorregulación, un buen proceso de autoconocimiento y autoestima, será difícil una calidad en otros ámbitos de nuestra vida. Nuestro bienestar emocional afectará de forma rotunda y contundente a nuestro bienestar profesional, académico, familiar.

Decidimos de forma continua en nuestro día a día, nuestra capacidad de autodeterminación está presente continuamente y nuestras emociones en esas decisiones juegan un papel fundamental. Pero si no hemos realizado un buen proceso de autoconocimiento, no poseemos un óptimo autoconcepto (imagen que tenemos de nosotros mismos) y autoestima (apreciación de ese autoconcepto), ¿cómo podemos tomar decisiones ajustadas a quien soy y lo que quiero? y ¿cómo podemos decidir, un futuro académico o profesional, familiar, sin una óptima gestión emocional, personal?  Dedicamos poco tiempo a cuidarnos por dentro, a dedicarnos cinco minutos al día para analizar y reflexionar sobre cómo hemos gestionado nuestros pensamientos, emociones o acciones, o como nos hemos regulado en una situación que nos supera. No planificamos, no visualizamos aquello que queremos conseguir como una meta, que aunque a veces se vea muy lejana y grande, es el resultado de pequeños pasos. Vamos dando lugar a otros pensamientos con ese “piloto automático rápido” que nos lleva a no analizar los detalles, a no dedicar tiempo real para poner en orden, aquello que quiero o no me deja avanzar, a no trazar un plan de acción. Queremos soluciones rápidas, para situaciones complejas.

Más allá de un interés personal y profesional por el ámbito del bienestar emocional, las evidencias científicas, las prácticas basadas en la evidencia corroboran una mejora de la capacidad cognitiva, tras la aplicación de un programa de inteligencia emocional (Amengual, 2014). Gutierrez y Expósito (2015) y Pacheco, Villagrán y Guzmán (2015)  defienden la inclusión de las competencias emocionales en el currículum educativo, como respuesta educativa  a nivel global. Para que se produzca un óptimo proceso de enseñanza - aprendizaje,  es necesario adquirir competencias emocionales que son fundamentales para el aprendizaje significativo (Amaya – Afanador, 2012).

Es curioso como cuando hablamos de salud física , todos podemos  identificar el qué, cómo y cuándo tenemos que hacer y dónde tenemos que ir. Sin embargo  al hablar de salud mental, a “aquello que no se ve” a ese ruido que está constantemente en nuestros pensamientos, a esa conversación de la que te has sentido herido, a esa voz interior que no para de decirnos que no podemos, a esa situación que te ha desestabilizado, a aquello que no paras de dar vueltas en tu cabeza preguntándote  el por qué, en lugar de preguntarte el “para qué”, a lo que has perdido y no alcanzas a ver que en realidad has ganado,  volvemos a poner el “piloto automático” como si no tuviera importancia  y lo desechamos en algún lugar. Obviamos, ignoramos aquello que nos va desestabilizando en nuestro día a día, no ponemos orden en nuestros pensamientos y no sabemos o no queremos saber el qué, cómo y dónde tenemos que ir o qué hacer .

Creemos y justificamos de forma rápida, que ya se arreglará, que será el tiempo  o la suerte quien jugará a nuestro favor. Pero si quieres jugar un “buen partido”, tendrás que dedicar tiempo y esfuerzo a prepararte para ello,  a cuestionarte cada día lo que piensas, sientes y haces, a realizar un ejercicio de autoconocimiento y autoestima que te salvará de aquellos partidos más complejos y que van a requerir de la mayor autorregulación emocional y calma.

Cuida con esmero cada parcela de tu vida, cuida de ti, cuida de las personas que te hacen crecer y hazlo sin prisas, con la calma, esfuerzo  y cuidado que requiere “jugar un buen partido”. Te invito a que dediques un breve espacio de tiempo de tu día a día, a analizar y poner en su lugar, todo aquello que piensas, sientes y haces y si está en congruencia con lo que quieres. Una herramienta maravillosa es escribir, tener un “diario emocional” desde edades tempranas para cuidar nuestro bienestar emocional. Te deseo que juegues con calma “cualquier partido” y que el éxito emocional gane en cualquier parcela de tu vida.

Os dejo algunos ejemplos de diario emocional para poder utilizar desde edades tempranas.


https://www.amazon.es/Diario-Emociones-para-Ni%C3%B1os-trabajarlo/dp/B08VTY96G9



Otro recurso es utilizar la plantilla del modelo sepa que elaboré y que se encuentra en la siguiente entrada:



Este recurso lo utilizo con mi hija habitualmente tanto en situaciones de desregulación emocional y de identificación. 

Como propuesta de intervención y que está basado en el modelo pentagonal de Bisquerra (2009), os dejo el siguiente libro donde explica el marco teórico en el cual se basa y las actividades están enmarcadas en dicho marco. Para mi es uno de los mejores libros, como propuesta de intervención, que está muy bien estructurado y se basa en un modelo de inteligencia emocional cuyo autor es un referente en este ámbito. El libro es el siguiente: 



"De todos los conocimientos posibles, el más sabio y útil es conocerse a sí mismo" William Shakespeare.

"El fin de la educación es formar un ser apto para gobernarse a sí mismo, no un ser apto para ser gobernado por los demás" Herbert Spencer.

"El conocimiento de sí mismo es condición indispensable para gobernarse a sí mismo"


Espero que os resulte interesante.